Aunque la tensión haya remitido un poco, Corea del Norte sigue siendo un tema candente. No ayuda a enfriarlo el temperamento de Donald Trump y el de la corte con la que se ha rodeado.
El doble rasero con que se mide al mal en la sociedad moderna obliga a insistir en las características generales de la oclusión de salidas que la aflige, encierro del cual el fenómeno del “kamikaze” es una expresión extrema.
La globalización a punta de pistola está en crisis. Esto es beneficioso, pero también acarrea el peligro de una reacción convulsiva que juegue el todo por el todo para reponerla. Esperemos que la razón prevalezca sobre la locura.
El análisis parcial y sesgado de la realidad es un elemento esencial para mantener desinformada a la opinión pública y para confundirla respecto del sentido general que llevan las cosas.
Uno de los factores desencadenantes de Armagedón es el miedo. El temor a que el enemigo obtenga una ventaja irreversible suele provocar acciones preventivas que derivan en choques que podrían evitarse o posponerse.
Gran patio del Elíseo, residencia de los presidentes de Francia.
Aunque el primer turno de las elecciones en Francia haya dado el triunfo a un candidato neoliberal, el resultado general muestra el avance paso a paso de la disconformidad antisistémica.
El chavismo está acosado y en el lejano oriente se dibuja una crisis que excede las capacidades intelectuales del actual presidente norteamericano. Mientras tanto los medios contribuyen a aumentar la confusión general.
El presidente norteamericano se ha acomodado a los peores consejos y ha montado una provocación que puede incendiar a todo el medio oriente, sin garantías de que se pueda limitar el fuego a esa sola región.