Sigue ensombreciéndose el medio oriente. Aunque el ataque del jueves pasado haya sido más espectacular que efectivo, las líneas de una escalada militar empiezan a definirse. Y en el trasfondo despunta el monstruo de las ambiciones hegemónicas.
Alianzas cambiantes. Se están produciendo cambios espectaculares en medio oriente y el Asia central. Al mismo tiempo sube la tensión militar por los sospechosos ataques químicos en Siria y se diseña una posible nueva intervención USA en gran escala.
De la mutua destrucción asegurada o MAD (por su sigla en inglés), los halcones del Pentágono habrían evolucionado a una teoría que se basaría en la creencia de que, incluso en una guerra de todo por el todo, la victoria sería posible.
El mandatario norteamericano vuelve al centro de la escena. Va a dialogar con Kim Jong un y ha lanzado una guerra comercial contra la Unión Europea. El escenario internacional se transforma y muchos países deberán adaptarse y marchar por lo suyo.
“Shock and awe”, “conmoción y temor reverencial”, se ha convertido en el núcleo de la estrategia norteamericana para el mundo. Lo más grave es que Washington aparenta estar decidido a llevarla adelante hasta el borde mismo de sus últimas consecuencias.
Los extremistas de la globalización sistémica están intentando una contraofensiva para compensar los reveses que han sufrido en el medio oriente y la creciente influencia de Rusia y China.
La policía nacional carga contra independentistas.
El problema catalán se agrava, alimentado por la brutalidad de unos y la mala fe de otros. Pero algunos de sus rasgos se reproducen, con variantes, en otras partes del mundo.